12 julio 2010



El tanque o botella es el recipiente cilíndrico de acero o aluminio usado para almacenar el aire comprimido que respiramos al hacer una inmersión.

Además de aire comprimido, el tanque puede llenarse con otras mezclas gaseosas, según el uso o tipo de buceo que vaya a realizarse.

La presión de llenado del tanque puede alcanzar hasta 300 atmósferas, no obstante es común hacerlo a 200 At (200 kg/cm2). Teniendo en cuenta que la capacidad de la botella varia entre 10 y 18 litros, vemos que la misma podrá contener entre 2000 y 3600 litros de aire a 200 At.

El consumo de oxígeno aumenta cuando buceamos, como consecuencia de un incremento de la presión (mayor profundidad), disminución de la temperatura, tipo de actividad desarrollada y grado de excitación.

La capacidad de los tanques suele ser un factor limitativo en muchas inmersiones y su autonomía varía dramáticamente según los factores vistos.

Asumiendo un consumo promedio (expresado en litros por minuto) de: 20 en superficie, 40 a 10 m de profundidad, 60 a 20 m de profundidad y 80 a 30 m de profundidad, vemos como cambia la disponibilidad de aire con que podemos contar.

A fin de no quedarse sin aire de manera repentina, en un principio se usaban tanques con reserva, actualmente y gracias a la evolución técnica, el contenido de aire en los tanques se controla con el uso de manómetros.

Las botellas están equipadas con un robinete o grifería especial enroscada al cuello. El robinete tiene en su cara anterior un asiento circular provisto de una junta tórica y un orificio de salida del aire donde se acopla el regulador, su cara posterior presenta una depresión cóncava en la que se asienta el ajuste del regulador.

Es recomendable hacer un control visual del interior del tanque una vez al año. Por otra parte y con menor periodicidad, en varios países se exige cada tres años, es necesario realizar una revisión exhaustiva de las botellas.

Esta inspección se realiza en centros habilitados y por personal capacitado e incluye una prueba hidráulica en la que se somete a los tanques a una presión mayor a la de trabajo. Asimismo se verifica la dilatación del tanque y la variación en el grosor de las paredes.

En caso de pasar los controles, se registran en el cuello del tanque la fecha y los resultados de esta prueba, caso contrario se inhabilitan los tanques que no superan la prueba.

Autor: Alvaro Taboada
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